Entre “Freaks” de Tod Browning y “Spun” de Jonas Akerlund podría decirse que existe un abismo infranqueable, sobre todo tomando en cuenta la distancia temporal de ambos filmes. Sin embargo, ambas películas comparten por así decirlo, un mismo espíritu. ¿Por qué saco a colación estos paralelismos forzados? Pues ayer he visto ambas películas –una detrás de la otra- y guardando las distancias sensitivas, he experimentado al ver ambas un hermano retorcimiento corporal. Por no hablar de lo visceralmente explícito de cada una. A su estilo, estos dos filmes persiguen y consiguen estremecer al espectador tras el uso y abuso (abuso no en el mal sentido) de una estética orgánica, anatomista y deformista. No únicamente el hecho de que Freaks presente como elenco a fenómenos de circo viene a ser el único recurso estético dramático que muestra la degradación de la carne: en Spun esta degradación es voluntaria y anti natura. Es una degeneración orgánica producto del consumo de drogas (la famosa meta anfetamina, Christal meth). Y es anti natura, a diferencia del otro caso, porque es causa directa de una acción concreta que aunque puede volverse autómata, es primordial y originariamente volitiva.
Está por demás decir que los protagonistas de ambos filmes son una tarea de Freaks, cuyas diferencias sustanciales pasan básicamente por la forma: ambos tipos de seres son despojos de una sociedad que no admite extremos de ningún tipo. Estos entes terminan convirtiéndose en seres “borderline”, escupitajos de la normalidad, indigestión de un banquete status quo. Una aberración de la normalidad. Y es precisamente en ese medio en el que sobreviven muestra el contraste con las exigencias de las construcciones y los aditamentos sociales que se hallan afuera de los perímetros de las mini sociedades que se han erigido para poder medianamente sobrevivir dentro de un medio que ya no es suyo. Un medio que los ha arrojado al margen de la vida.
Mucho se ha tocado el tema de la marginalidad en el cine, y sus diversas causas y consecuencias. Normalmente las causas parten de la exclusión social debido a la pobreza derivada de los modelos clasistas. Pero en el caso de Freaks y Spun, es la degradación del cuerpo la que arroja a estos seres al borde incluso de la realidad. Un infra realidad –por usar un prefijo que se acomode al caso- que parece estar constantemente pisoteada por lo evidente y sobre expuesto de la normalidad.
Freaks y Spun, como lo dije anteriormente, son películas de diferente género, estilo, estética y sobretodo concepción cinematográfica (mucho debido a las distintas épocas en las que fueron hechas), pero comparten una fibra en común: son películas altamente visuales, hay un efectismo logrado a través de lo orgánico, y cierto sensacionalismo que finalmente apela a una racionalidad dormida, que da paso casi exclusivamente a un teatro de sensaciones visceralmente estremecedoras.
Está por demás decir que los protagonistas de ambos filmes son una tarea de Freaks, cuyas diferencias sustanciales pasan básicamente por la forma: ambos tipos de seres son despojos de una sociedad que no admite extremos de ningún tipo. Estos entes terminan convirtiéndose en seres “borderline”, escupitajos de la normalidad, indigestión de un banquete status quo. Una aberración de la normalidad. Y es precisamente en ese medio en el que sobreviven muestra el contraste con las exigencias de las construcciones y los aditamentos sociales que se hallan afuera de los perímetros de las mini sociedades que se han erigido para poder medianamente sobrevivir dentro de un medio que ya no es suyo. Un medio que los ha arrojado al margen de la vida.
Mucho se ha tocado el tema de la marginalidad en el cine, y sus diversas causas y consecuencias. Normalmente las causas parten de la exclusión social debido a la pobreza derivada de los modelos clasistas. Pero en el caso de Freaks y Spun, es la degradación del cuerpo la que arroja a estos seres al borde incluso de la realidad. Un infra realidad –por usar un prefijo que se acomode al caso- que parece estar constantemente pisoteada por lo evidente y sobre expuesto de la normalidad.
Freaks y Spun, como lo dije anteriormente, son películas de diferente género, estilo, estética y sobretodo concepción cinematográfica (mucho debido a las distintas épocas en las que fueron hechas), pero comparten una fibra en común: son películas altamente visuales, hay un efectismo logrado a través de lo orgánico, y cierto sensacionalismo que finalmente apela a una racionalidad dormida, que da paso casi exclusivamente a un teatro de sensaciones visceralmente estremecedoras.
2 comentarios:
Hablando de marginalidad, en dos días me vi: Pink flamingos (John Waters), La edad de oro (Luis Buñuel), Happiness (Todd Solondz) y El Topo (Alexandro Jodorowsky). Me tomó un tiempo volver a ver la cotidianeidad de una manera aceptable. Creo que dejaré una segunda revisión de Freaks para el próximo año.
Quizás esa marginalidad orgánica está retratada con cierta soberbia en 'Fur', una supuesta biografía de la fotógrafa Diane Arbus, con un Robert Downey Jr cubierto de pelos en todo el cuerpo. Incluso mejor que en Spun, donde el personaje de Jason Schwartzman es excelente.
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