Señoras y señores, este blog ya cumplió un año de existencia. Así de rápido, como dicen que ahora los días desde mediados de siglo en realidad duran 16 horas...
Happy Birthday to him.
Para celebrar tengo chocolates y una ventana de octavo piso desde donde veo la ciudad achicharrándose con este sol veraniego que ya me está colmando la paciencia. Aunque ello contribuya a que la ciudad pueda poner su mejor cara a los foráneos (léase alcaldes bolivianos que vinieron a copiar proyectos).
En fin, el verano ya se estancó, y la quemazón de los rayos solares entremezclada con vientos mentolados genera la eterna paradoja citadina. Nunca un verdadero frío, nunca un verdadero calor. Por eso, insisto, las incoherencias habituales son aceptadas con tranquilidad. Un buzo negro, unas botas de invierno, un poncho (sí, un poncho) y demás ingeniosas e incongruentes vestimentas se pasean por las calles contaminadas de Quito.
Siempre se podrá tener algo de frio, hasta en el calor más pomposo...
Un librito sobre mi gente linda...
Bueno, los pensamientos empiezan a cuartearse como tierra seca, o quizás sería mejor como edificio luego de un sismo...
Esa misma incongruencia de vestimenta producto de lo insólito de las incompatibilidades climáticas es la culpable de las escisiones dentro de la lógica urbana.
Y esa lógica desmembrada es aquella que deja espacios de pensamiento huecos. La pérdida del sentido común, o el reemplazo colectivo del mismo por una visión estrecha e incuestionable. El estancamiento de una ciudad que en sus construcciones materiales se "transforma" pero cuya lógica urbana y pensamiento colectivo se hallan en el más terrible enfangonamiento.
Por lo tanto, si cumplo un año más frente a este computador, significa que finalmente he aceptado los ciclos. Y la estructura temporal tal vez no sea tan solo una ilusión.
Por último, dentro de los manoseados silogismos y argumentaciones de este blog, me decidiré por realizar una fiestita virtual, con serpentinas, piñatas, ollas encantadas, payasos, magos, y el inigualable juego de las sillas ambientado con la no menos genial canción "soy un hombre divertido" de Wilfrido Vargas. Están todos invitados, y está por demás decirlo: el que quede último con la silla, gana.
¡Salud!
La piñata en proceso...
4 comentarios:
Pues que chupe la santa (o el santo, como sea). Adjudícome el papel de foráneo y alégrome que este fin de semana que voy a estar por allá no voy a ser recibido con aguacero como en la última visita, aunque igual, nunca se sabe. Un abrazo Dal, carpe diem.
Vuva la santa. Un saludo desde la ciudad, en la que estan despertandose muchos suicidas :p, en este clima donde llueven limallas de un sol de plomo
en dónde retiro los chocolates ? la ventana en el octavo piso y su vista panorámica es atrayente, y si, el sol estuvo achicharrando, al menos ayer.
felicidades, y te seguiré leyendo
Gracias a todos por sus amables comentarios.
Hiscariotte, creo que esta ciudad te va a recibir lo más pasposa que pueda, debido a tanto sol (¿sabes qué es paspa?).
Ludovico, acusemos recibo al estancamiento climático que desoxigena los ánimos como pecera sin burbujas de aire.
b612: en realidad quisera ser lo suficientemente generosa como para poder regalar chocolates. El problema es que siempre me los como todos... Eso sólo pasa con los chocolates, claro.
saludos a tuti
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