Por no escribir cinco posts de una vez y aburrirles -de paso aburriéndome yo misma- he decidido hacer el tristemente célebre compendio de hechos acaecidos últimamente. De los cuales, en la mayoría he sido partícipe inactiva. Tengo algunas opiniones, apreciaciones, recomendaciones y quejas. Sin embargo, siendo que la principal queja –generalizada- de estos días vendría a ser el frío y nuestra incapacidad de vestirnos de acuerdo al clima, creo definitivamente que algo grave está pasando. ¿Acaso la discusión de nuestras miserias personales y colectivas puede reducirse a un factor metereológico? ¡Cómo puede ser posible! Y aún peor, que no nos haya invadido la tan temida tristeza escandinava es inaceptable siendo andinos melancólicos y lánguidos. Ningún conocido se ha suicidado últimamente. No hay muertos frescos, ni grandes casos de asesinatos premeditados (este vendría a ser un esquizofrénico medidor de grietas sociales). En fin, hay muertos y desaparecidos -tragedia lo que quieran- a causa de las inundaciones y deslaves. Pero a nadie le importa. A NADIE LE IMPORTA. Nunca pega tanto a nivel sicológico una mediana tragedia ocasionada por las fuerzas impunes de la naturaleza como un buen psicópata suelto. Ojo, no hablo de huracanes Katrina ni nada por el estilo. El morbo de sangre no es el mismo en un asesinato que en un derrumbe a causa de las lluvias. Finalmente aceptamos la omnipotencia de la creación y terminamos inconscientemente identificando aquellas muertes como naturales. Pero hasta cierto punto… porque incluso las grandes tragedias nos recuerdan la injustica social, y el discurso siempre termina degenerándose en proclama política.
En fin, deberíamos alegrarnos por estar tan alegres en medio de tanta agua. Porque perentoriamente siempre termina saliendo el sol en este Quito necio. Como hoy. Y la gran pregunta es: ¿Cómo me vestiré hoy? El clima, sin duda, nos obliga a la superficialidad de la apariencia aunque no queramos.
Bueno. A continuación lo que continúa.
Indie en Quito.
Hace diez años probablemente habrían sido el gran éxito de vanguardia. Hoy son un casi vintage necesario y refrescante. Hablo de una nueva banda en la escena rock quiteña. Motozen. Un grupo que tras un año de ensayos dio su primer concierto el sábado pasado en el Patio de Comedias. Su estilo es tan puro -si es que podemos llamar “puro” al Indie- que reconocemos al instante las influencias. Sería injusto decir que suena idéntico a tal o cual grupo, ya que en el universo indie y alternative rock, hay muchas bandas que suenan bastante similar entre sí.
Sin embargo, sabemos que entre sus influencias se encuentran Gang of Four, David Bowie, Joy Division, New Order, The Smiths, The Cure, A-Ha, Radiohead, Jeff Buckley, Kings of Convenience, Arcade Fire, y Hot Hot Heat. (No obstante, algunas de estas influencias no se notan o no están muy claras. Por ejemplo, no hay mucho de new wave en su sonido, solo logré identificar una canción cuya batería tenía algo de este estilo)
Mi primera impresión: Una banda con fuerza y precisión. Un guitarrista que se destaca y que le da el toque “brit”. En general el trío base funciona. Una batería bien entendida, un bajo que por momentos nos recordó, para bien, al excelente estilo de The Cure. Por otro lado, el vocalista, desarrolla un estilo básico, con una voz bien definida con un plus: no desafina. Un “trade mark” del brit pop, que a mi opinión podría mejorar con trabajo y sobre todo adquiriendo un poco más de seguridad que haga brillar su propio estilo.
En general puedo decir que me alegra que la escena musical en la ciudad se abra a nuevas opciones. En un espacio que prácticamente estuvo dominado por la fusión de estilos más “alternativos y under”, en donde reinaba cierto exclusivismo pueblerino, lo que está pasando en este momento, con nuevas bandas que deciden tomar el riesgo, es una bendición. Lo melódico y lo considerado “soft” estuvo fuera durante mucho tiempo. Se trataba de ser rebeldes o algo así. Casi como en la época en la que la palabra pop era sinónimo de mala música. Grandes errores. Gran desconocimiento. En fin, es bueno que las cosas estén cambiando.
Retomando a Motozen, su primer concierto estuvo plagado de buena onda y energía, hubo ciertos desaciertos sobretodo en el audio, y un pendiente que nunca entendimos: la segunda guitarra –tocada por el vocalista- ¿debía o no sonar? Esa es la pregunta. Lo digo porque no se escuchaba nada de ella, y según caímos en cuenta, parece que esa era la idea…
La Extraviada nuevamente se encontró en Quito
Gracias al oficio que uno lleva impreso en la frente, pude acudir nuevamente a ver una de mis óperas favoritas “la Traviata” de Verdi. El año pasado escribí un texto sobre esta obra así que no entraré en detalles mayores de la trama. La Traviata que presentó el Sucre fue una coproducción con la Embajada de Corea, por lo que los solistas fueron de esta nacionalidad. El nivel de estos intérpretes líricos se destacó considerablemente por sobre los cantantes líricos nacionales, lastimosamente. Ellos forman parte de la Compañía Lírica Nacional, organización que apoyo y aplaudo porque creo que hace falta crear escuela de ópera en nuestro país, sin entrar en mayores discusiones snobistas. Simplemente hay que aceptar que el bajo nivel de nuestros intérpretes se debe a la escasa experiencia. Cosa que espero que se supere próximamente y que se pueda resolver, a la vez, los problemas internos de la Fundación Teatro Sucre. Sería una pena que una entidad cultural yerre en su misión. Siendo sinceros, no hay cualidad moral exclusiva de tal o cual actividad. Me explico, uno puede corromperse hasta en el cielo, si hay dinero de por medio…
En fin, volviendo a la obra, esta Traviata es un esfuerzo importante. La parte dancística, orquestal y coral, a cargo de la Compañía Nacional de Danza, la Orquesta Sinfónica de Loja, la Banda Sinfónica Metropolitana, y el Coro Mixto Ciudad de Quito, respectivamente, lograron acoplarse bien. Su nivel fue bastante aceptable, cabe destacar la dirección musical de Jo Hiun Kim (¿what the hell?), sí, sé que no dice mucho, pero tenía que nombrarlo. Los coreanos brillaron, opacando literalmente al componente nacional. Triste. Pero esto nos deja reflexiones positivas: hay que batallar más, y trabajar constante y disciplinadamente.
Por otro lado, una calamidad de último momento (paro en Colombia) impidió que el lunes pasado, día del estreno, se presentara la obra con la escenografía planificada (de la Fundación Camarín del Carmen de Colimbia), lo cual le restó fuerza escénica, pero aún se logró sacar adelante con una escenografía tal vez improvisada que se vio algo pobre, pero que sin embargo no delató su verdadero origen.
La cambiadora de Páginas
Esta es una película que recomiendo. Hay que verla. Por eso no voy a hablar nada sobre su trama, porque yo odio que lo hagan cuando quiero ver una película y busco alguna orientación.
La Cambiadora de Páginas es una película muy francesa. Se nota a leguas ser una gran continuadora del cine de Chabrol. De una sutileza profunda, con esa laxitud característica de cierto cine europeo (sobre todo nórdico), pero que no descuida la fuerza dramática con un excelente desarrollo, composición y caracterización de los personajes. Este es un filme de personaje, sin duda. Es definitiva su misión conductivista: llega a donde tiene que llegar y nos lleva a donde nos tiene que llevar. Esto podría llegar a confundirse con enmascaramiento y manipulación, pero ¡vamos! ¿Cuándo el cine no ha sido manipulador? Hay que dejarse llevar de cuando en cuando.
La tensión dramática podría ubicarla dentro del Thriller sicológico, pero creo que el marcado estilo galo, la hace llegar a otra parte. El momento decisivo en la historia nos marca un ritmo que nunca desfallece, cierta tensión conocida que no por ello deja de ser expectante. Sabemos lo que va a pasar y conocemos el desenlace previamente. Pero no sabemos cómo se expresará ese sentimiento fielmente retratado en el clima de la película. Este es un cine de atmósferas, ese microclima dramático arbitrario (como el cine mismo), inunda todo el entendimiento y sumerge al espectador en una laguna gélida y algo perversa. Pero de esa perversión solapada y hermosa. Como el personaje interpretado por Débora François.
La Cambiadora de Páginas es una película muy francesa. Se nota a leguas ser una gran continuadora del cine de Chabrol. De una sutileza profunda, con esa laxitud característica de cierto cine europeo (sobre todo nórdico), pero que no descuida la fuerza dramática con un excelente desarrollo, composición y caracterización de los personajes. Este es un filme de personaje, sin duda. Es definitiva su misión conductivista: llega a donde tiene que llegar y nos lleva a donde nos tiene que llevar. Esto podría llegar a confundirse con enmascaramiento y manipulación, pero ¡vamos! ¿Cuándo el cine no ha sido manipulador? Hay que dejarse llevar de cuando en cuando.
La tensión dramática podría ubicarla dentro del Thriller sicológico, pero creo que el marcado estilo galo, la hace llegar a otra parte. El momento decisivo en la historia nos marca un ritmo que nunca desfallece, cierta tensión conocida que no por ello deja de ser expectante. Sabemos lo que va a pasar y conocemos el desenlace previamente. Pero no sabemos cómo se expresará ese sentimiento fielmente retratado en el clima de la película. Este es un cine de atmósferas, ese microclima dramático arbitrario (como el cine mismo), inunda todo el entendimiento y sumerge al espectador en una laguna gélida y algo perversa. Pero de esa perversión solapada y hermosa. Como el personaje interpretado por Débora François.
La aparente simpleza con la que es desarrollado el guión hace que su aplicación sea precisa y hasta perfecta. Sin embargo, sin una buena actuación era imposible lograrlo. Las actrices Catherine Frot y Deborah François definitivamente se lucen en sus papeles protagónicos. El director, Denis Dercourt, permite que una trama aparentemente simple (casi un cliché psicológico), se transforme en una refinada interpretación de las motivaciones humanas básicas.
Esta es una película refinada, sí, elegante, sí, ambientada en el espacio burgués, por lo que se le podría reprochar cierto aire forzado en este aspecto. La escenografía es exquisita, y el vestuario también. No pude dejar de reparar en los hermosos abrigos que utilizan los personajes. En estos fríos, como no pensar en eso…
5 comentarios:
líneas en el agua
oye porque no escribiste nada sobre bjorn borg!! me siento como ian curtis diciendole a Tony Wilson: U Cunt. jajaja
AYYYYYYYYYYYYYY
Georgy
!!!!
Quise hacerlo pero por esos días andaba idiotizada y se me olvidó.
Cuando sea el próximo concierto avísame y de ley escribo. No te me recientas, je je.
Habla ahí pues Carpio,
Ví la peli, está en Cinemark, y leo tu post antes de hacer el mío para (tratar de) no copiarte.
En efecto, súper Franchute, pero no tan Franchute como para no gustar. Me impresionó xq está cargada de ese egoísmo tan cine europeo q x lo general me cansa rápido. Pero nada q ver, atrapa y mata. Una peli sobre la venganza pura dura, sobre la maldad a flor de piel, sobre algo que todos hemos querido hacerle a alguien.
buena onda que te gustó motozaen.. me topo con tu blog en una de sas googleadas...lo de la guitarra del cantante.. es una cosa que nos dió rabia en su momento... SI debía escucharse... mala onda el sonido no aydó.
Me gustó mucho tu blog, escribes bien y claro...
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