Hoy por fin tuve la revista en mis manos. Luego de algunas llamadas de felicitación, mensajitos alentadores y olvido voluntario, leí mi nombre junto al sellito que delataba mi posición. Todo felicidad, todo alegría, todo duda… No sé cuántos meses han pasado desde la llamada aquella que recibí en donde me comunicaban oficialmente el fallo a mi favor. Ok, gracias, chévere. Pero yo sigo esperando la plata. La que ya debería ser mi plata.
Gané el primer lugar en un concurso de minicuento del que acabo de enterarme su nombre. “Humberto Salvador”, en honor al escritor guayaquileño. Dicen que gané, según cito el texto publicado en la revista La Casa de la CCE, “por la novedosa temática planteada, la acertada caracterización sicológica del personaje, la opresiva atmósfera generada y la economía en el uso del idioma”.
En realidad no economicé nada, pues cuando lo escribí jamás pensé en poner a dieta mis palabras. Lo que sí hice fue una pequeña edición del original para que calce en los caracteres que solicitaba la convocatoria. Entonces, sí economicé, recortando el presupuesto verbal. Pero fue mínimo. De lo demás no quisiera acotar nada por el simple hecho de que suena bonito…
Gané el primer lugar en un concurso de minicuento del que acabo de enterarme su nombre. “Humberto Salvador”, en honor al escritor guayaquileño. Dicen que gané, según cito el texto publicado en la revista La Casa de la CCE, “por la novedosa temática planteada, la acertada caracterización sicológica del personaje, la opresiva atmósfera generada y la economía en el uso del idioma”.
En realidad no economicé nada, pues cuando lo escribí jamás pensé en poner a dieta mis palabras. Lo que sí hice fue una pequeña edición del original para que calce en los caracteres que solicitaba la convocatoria. Entonces, sí economicé, recortando el presupuesto verbal. Pero fue mínimo. De lo demás no quisiera acotar nada por el simple hecho de que suena bonito…
En fin, el cuento con el que ‘gané’ lo publiqué alguna vez en este blog. Estultolitos. El jurado estuvo conformado por Javier Vásconez, Jorge Velasco Mackenzie y Jorge Dávila Vázquez, todos escritores ecuatorianos de amplia trayectoria. Todo suena muy halagador, pero me pregunto, -aún entendiendo las limitaciones de los procesos burocráticos- ¿Por qué organizan un concurso si luego no van a poder responder? Y a los organizadores me refiero a quienes editan la revista La Casa.
Así que finalmente aún no he ganado nada, porque ni la nada despreciable cantidad de dinero, ni el lote de libros, ni el diploma ofrecido me han sido entregados aún. No queda más que seguir esperando, porque en vista de esta falta de liquidez, la húmeda idea de la rifa fantasma ha perdido vigencia, mientras las deudas se están bebiendo un café en mi honor...
Así que finalmente aún no he ganado nada, porque ni la nada despreciable cantidad de dinero, ni el lote de libros, ni el diploma ofrecido me han sido entregados aún. No queda más que seguir esperando, porque en vista de esta falta de liquidez, la húmeda idea de la rifa fantasma ha perdido vigencia, mientras las deudas se están bebiendo un café en mi honor...
6 comentarios:
sigue esperando porque enviar un texto ya publicado a un concurso aunque sea corregido un poco debería ser razón para que te negaran el dinero, los libros y el diploma
Felicitaciones.
Leo tu post y me pregunto: ¿Qué te motivo a enviar el cuento?
Se juntaron el hambre y las ganas de comer, al mismo tiempo.
Felicitaciones... aunque me pareces una falta de glamour reclamar las platas, los premios y los diplomas a través de tu blog.
Me imagino que después publicarás que ya te la entregaron... ¡Ah!...y la imagen del diploma escaneado, ¿no?
Pero bueno, cada quien hace en su y con su blog lo que le da la gana. Con o sin glamour, con o sin modestia, too, claro...
Sí, que te motivó a mandar el cuento???????????
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