El boldo tiene alcaloides. He tomado una infusión de boldo y ahora me estoy perdiendo entre ciertas sensaciones temblorosas y taquicardia mental. Este es un estado para no pensar definitivamente. Mi hipersensibilidad me vuelve un ser vulnerable a las "inas". Imagínense veinte tazas de café cargado, o diez redbulls, mezclados con algún somnífero. ¿Qué tenemos? Un yo desorbitado, con pensamientos inconexos y con dotes de clarividencia barata.
La última vez que me adelanté me equivoqué en primera instancia y luego la vida se encargó de darme la razón a los pocos días. Hoy también quise adelantarme a los hechos, y más que eso a las razones y motivaciones. Y bueno, no encuentro respuesta aún. Sé que "lo inútil" no es un tema de discusión, porque ya está, no tiene uso práctico. Pero esa practicidad del mundo material tiene sus boicoteadores internos, sus remisos sancionados: Las acciones inútiles. Pues sí, qué más antagónico al materialista sentido de la vida, que la progresión de hechos que nos llevan a ninguna parte. Esa es la virtud de la anticipación, saber desde antes que todo aquello que se nos antoja a hacer porque sí (ese porque sí, siempre tiene un motivo) terminará en un precipicio, luego del choque con un busero inconciente y borracho. Nos demoramos más tiempo en determinar los porqués de todo, que en decidir eliminar el impulso primero que nos lleva a hacerlo. La sospecha. Y viviendo aún dentro de una esfera de aseveraciones y máximas que nos producen seguridad, estamos todo el tiempo sospechando del producto o de sus progenitores.
Yo por eso, luego de haber dictaminado tiempo de veda, regreso al estrado, al podio, que más bien parece un round. Y digo: Sí , aquí estoy. He vuelto. Ni mil sospechas, ni dudas me harán retroceder. Si las cosas se dan de esa manera, si una extra conciencia nos mueve como títeres viejos, pues en medio de mis intentos por descubrir esas manos, viviré. Voy a vivir y por favor amigo querido, no digas que vas a morir pronto. No lo digas. Esa clarividencia es solo una evidencia de que estamos con espuma en las venas. Es mejor eso a desangrarse por causas perdidas. Por eso cayó el muro. Y sí, en fin, toca limpiarse de los escombros para no volverse escombro precisamente. (Ahora creo que más bien estoy en un estado de toxemia por el tal boldo ese y las diez plantas que me dió la casera) Ningún brebaje mágico nos va a sacar la podredumbre de adentro ni limpiará las calles de asfalto para que nosotros pasemos con nuestros relucientes zapatos. Siempre cargamos bacterias, es inevitable la contaminación orgánica. ¿Cómo nos vemos? Sucios luego de mil baños de espuma. ¿Cómo está nuestra ropa? Ajada y descosida aunque vistamos Dolce y Gabbana. Por eso, está bien, camisas feas y pasadas de moda a la final son la postura estética más sincera que podemos encontrar dentro de esta montaña rusa destartalada.
Alguien me dijo un día que a la gente de aquí le faltaba ojos. Mirada. Padecemos de mirada borrosa y ojos mal dibujados, por eso podemos escondernos en dobles intenciones con una facilidad fisonómica, por lo cual ya ni necesitamos de gestos cómplices. Ojos feos e inexpresivos, de pestañas caídas y deshilachadas. Y yo agrego algo más: Sin cejas. Para qué queremos cejas cuando el techo de nuestras intenciones es de zinc. No crean que un viento semi fuerte no podrá con él.
Y no es por negativa pero me hallo tratando de eliminar la vaciedad de mi estómago en una arcada que no devolverá nada.
Such is life in the tropics, or in the mountains.
La última vez que me adelanté me equivoqué en primera instancia y luego la vida se encargó de darme la razón a los pocos días. Hoy también quise adelantarme a los hechos, y más que eso a las razones y motivaciones. Y bueno, no encuentro respuesta aún. Sé que "lo inútil" no es un tema de discusión, porque ya está, no tiene uso práctico. Pero esa practicidad del mundo material tiene sus boicoteadores internos, sus remisos sancionados: Las acciones inútiles. Pues sí, qué más antagónico al materialista sentido de la vida, que la progresión de hechos que nos llevan a ninguna parte. Esa es la virtud de la anticipación, saber desde antes que todo aquello que se nos antoja a hacer porque sí (ese porque sí, siempre tiene un motivo) terminará en un precipicio, luego del choque con un busero inconciente y borracho. Nos demoramos más tiempo en determinar los porqués de todo, que en decidir eliminar el impulso primero que nos lleva a hacerlo. La sospecha. Y viviendo aún dentro de una esfera de aseveraciones y máximas que nos producen seguridad, estamos todo el tiempo sospechando del producto o de sus progenitores.
Yo por eso, luego de haber dictaminado tiempo de veda, regreso al estrado, al podio, que más bien parece un round. Y digo: Sí , aquí estoy. He vuelto. Ni mil sospechas, ni dudas me harán retroceder. Si las cosas se dan de esa manera, si una extra conciencia nos mueve como títeres viejos, pues en medio de mis intentos por descubrir esas manos, viviré. Voy a vivir y por favor amigo querido, no digas que vas a morir pronto. No lo digas. Esa clarividencia es solo una evidencia de que estamos con espuma en las venas. Es mejor eso a desangrarse por causas perdidas. Por eso cayó el muro. Y sí, en fin, toca limpiarse de los escombros para no volverse escombro precisamente. (Ahora creo que más bien estoy en un estado de toxemia por el tal boldo ese y las diez plantas que me dió la casera) Ningún brebaje mágico nos va a sacar la podredumbre de adentro ni limpiará las calles de asfalto para que nosotros pasemos con nuestros relucientes zapatos. Siempre cargamos bacterias, es inevitable la contaminación orgánica. ¿Cómo nos vemos? Sucios luego de mil baños de espuma. ¿Cómo está nuestra ropa? Ajada y descosida aunque vistamos Dolce y Gabbana. Por eso, está bien, camisas feas y pasadas de moda a la final son la postura estética más sincera que podemos encontrar dentro de esta montaña rusa destartalada.
Alguien me dijo un día que a la gente de aquí le faltaba ojos. Mirada. Padecemos de mirada borrosa y ojos mal dibujados, por eso podemos escondernos en dobles intenciones con una facilidad fisonómica, por lo cual ya ni necesitamos de gestos cómplices. Ojos feos e inexpresivos, de pestañas caídas y deshilachadas. Y yo agrego algo más: Sin cejas. Para qué queremos cejas cuando el techo de nuestras intenciones es de zinc. No crean que un viento semi fuerte no podrá con él.
Y no es por negativa pero me hallo tratando de eliminar la vaciedad de mi estómago en una arcada que no devolverá nada.
Such is life in the tropics, or in the mountains.
2 comentarios:
el boldo es mistoso con vodkita
que sera ya no escribe????? se le acabaron las ideas a simplemente nos quiere sorprender!!!!!!!!!!
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