Ídolo

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Morrissey

martes, enero 22, 2008

Como en las azucenas

He despertado de la anestesia con la vida atragantada en la tráquea. He despertado de la anestesia trayendo otras anestesias, otras pequeñas muertes. Me he visto ilesa frente a la ineptitud, he sido responsable de mis propias jeringas, de mis cápsulas y de mis vísceras. He sido testigo enmudecido de errores ajenos, de punciones inútiles. He callado por no ser descubierta en mi infortunio. Por eso he dejado que entre la amoxilina, el ketorolaco y los oxicamos. No he desnudado las verdaderas intenciones de una mano yodada. Un infecto tacto que me recordó el desdén de la naturaleza humana. La poca voluntad. Un instinto prevaleciendo sobre otro. Incontinencia vs. Supervivencia.


He despertado de la anestesia en retrocesión. Un reflujo como el eco de los signos vitales, las caras que no persuaden en su amabilidad y la luz hormigueándome la cara. Me he sostenido de las sábanas como a las ramas de un árbol. Pensando en que lo peor que podría pasar es que el fin de la conciencia sea fulminante y el soplo roto traiga nada. Escondiéndome, despellejada, de las luces de los otros. Y sin embargo, he dejado que saquen pedazos de mí y los tiren a desechos hospitalarios infecciosos. Mis yos regenerándose en los humores de un botadero. Pequeñitas partes de mí que no entran en los algodones como en las azucenas. Himno repetido mil veces, sabiendo que siempre se espera lo peor.


He despertado de la anestesia con rostros afásicos. He mirado ojos huecos, y escuchado risas verdosas. Pura bilis en arcadas redondas, cíclicas encomiendas burlándose de mi suerte. Y luego, se repite en la lengua aletargada la letanía encadenada sin fe. Una resignación apolillada que manda a callar las sospechas. Osteoporosis en el alma.

Que drenen las palabras dentro de los túneles inflamados. Que se extirpen los quistes acuosos que ahogan neologismos. Que se suturen los andrajos de mis tejidos y desaparezca el frío. Que la diaforesis no me devuelva la misma noche una y otra vez…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimada, mientras no somatice todo bien, siempre habrá algo en este patético circo de que reirnos.
Hace poco estuve en ecuador y terminé con mi mochila llena de nostalgia de dejar la tierra de nuevo, así que para alegrar el ánimo vine como siempre a leer sus líneas.

Saludos y siga drenando que la bilis hecha letra se convierte en crema pastelera.