Tener banda ancha está definitivamente agotándome. El tiempo que antes ocupaba en escribir hoy lo ocupo en navegar sobre la misma y la misma cosa. No soy una buena navegadora, soy recurrente, absurdamente fijativa y además siempre al finalizar me duele la espalda y me arden los ojos. ¿Cómo harán los demás? me pregunto. A mis propios amigos me refiero, pues no me interesa el universo restante, no soy de promedios, no creo en las estadísticas, ni en los referentes de comportamiento, ni siquiera en los movimientos mecánicos ni en el acto reflejo. Chateo con un par de personas y cuando se me abren varias ventanas de mensajes a la vez, entro en angustia. ¿Qué clase de comunicación es esta? Ya en realidad no necesito ver a nadie, pues con lo del Messenger lo tengo todo. Nunca he tenido relaciones afablemente físicas con nadie, por lo tanto, el contacto bis a bis no me hace falta. El cara a cara se está perdiendo entre mis madrugadas heladas de redundancia web. Se estará trastocando o modificando la lógica lingüística de la comunicación, se preguntan los analistas del celular, mientras yo me pregunto si esos amigos del hi five algún día me verán en la calle y me saludarán… Nunca le he respondido a ninguno, no entiendo la finalidad de una amistad virtual, peor aun de un cyber romance. Sí, sí, soy de otra generación o de esta misma quizás, tan sólo que me rehúso a transformar mi esquema reiterativo, que durante siglos y siglos fue el mismo, salvo “leves” inserciones de la rueda del progreso. Sí sí, Gutemberg y todo eso…
Con todo, aun no supero ciertos miedos de los caducos, como por ejemplo bajarme programas y actualizaciones (siempre no sé como hacerlo). Me han dado lecciones de cómo bajarme música, impartidas por alguien ¡de mi misma edad! Estuve dos semanas de cybernética y al final, o sea hoy, me declaro copada y hastiada. Añoro el hoy arcaico Internet de conexión telefónica, pues como se pagaba cuenta gorda y además era la única línea de la casa, me hacía abandonarlo a tiempo y no me quitaba horas valiosas de mi vida. Ah qué será qué será… Me bajé esa canción y la escucho ahora mismo… Aunque quizás por la música lo perdone todo, quién sabe…
Con todo, aun no supero ciertos miedos de los caducos, como por ejemplo bajarme programas y actualizaciones (siempre no sé como hacerlo). Me han dado lecciones de cómo bajarme música, impartidas por alguien ¡de mi misma edad! Estuve dos semanas de cybernética y al final, o sea hoy, me declaro copada y hastiada. Añoro el hoy arcaico Internet de conexión telefónica, pues como se pagaba cuenta gorda y además era la única línea de la casa, me hacía abandonarlo a tiempo y no me quitaba horas valiosas de mi vida. Ah qué será qué será… Me bajé esa canción y la escucho ahora mismo… Aunque quizás por la música lo perdone todo, quién sabe…
1 comentario:
q estupida/o
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