Creo que odio a Quito.
Qué gran sacrilegio. Odio a la ciudad que me parió. Hoy la odio.
Quisiera cometer matricidio por abandono. Quisiera dejar a mi madre franciscana de casi 500 años en el ancianato y ser huérfana para siempre. No haber salido de ninguna matriz.
No soporto a mis hermanos, son tan diferentes a mí que me malentienden todo el tiempo y teminan diciéndome: Para qué viniste. Yo: Eso no lo sé, preguntémosle a la que nos parió a ver qué dice.
-Mamá Franciscana, ¿Qué hago aquí?
-Fuiste un error de conteo, pero igual te quiero.
-Ahhh, o sea que soy un fraude.
Uno de mis hermanos: -Sí oye, ¡qué fraude que eres!
-Mmm.. No se preocupen que siempre quedará alguien más a quien defraudar...
Yo me piso panas. No soporto este andino vuelco que ha tenido mi vida. Tener que ocultar las emociones, tener que hablar a las espaldas para que no te digan: Si no te sientes cómoda puedes irte. ¡Carajo! Hasta qué punto se puede ser condescendiente con la estupidez y convertirse en conciliador de actitudes pusilánimes y de doble discurso. Este doble ánimo yaraviesco me pone los pelos de punta. ¿Por qué nadie se atreve a decir las cosas en la cara? Simple, todos se contentan con la queja amarga tras bastidores y con la venganza silenciosa. Sí señores, aquí en esta ciudad te odiarán pero nunca te lo dirán. Nunca sabrás por quién eres odiado, aunque para alguien habituado a la semiótica citadina quiteña no le será difícil intuirlo...
El boicot profundo es el peor de todos. Desde adentro te matan (como el cáncer) y ni te das cuenta. Ay madre, qué madrastra que eres. Por qué no puedes protegerme de mis hermanos, o al menos explicarles por qué obro de esta manera. Diles que se saquen la máscara y que hablen, que griten, que se desgarren y muestren sus entrañas. Lo prefiero, sí en realidad lo prefiero. Hace algunos meses estaba en campaña de mimetización y en verdad había pensado que lo logré. Pues eso era de mí para mí, pues mis relaciones sociales estaban escasas y con sobradas razones. Hoy me contradigo a mí misma y me vuelvo a dar la razón a mí misma. No me puedo mimetizar, lo siento. Y en efecto, es mejor recogerse en el cubil y dejar entrar a una persona a la vez, no a veinte.
Tragarse el propio veneno. Tragárselo y luego inyectarlo con una sonrisa o con una palmada al prójimo. Esa es la mecánica. Yo no me apunto. No. Me rehúso.
7 comentarios:
A veces la hipocresía es buena, sobre todo cuando la usamos para obtener la tolerancia, no me parece que sea un problema exclusivo de Quito y sus habitantes, por motivos de trabajo de mis viejos pude vivir en algunas ciudades del Ecuador aparte de Quito y en cada una se encuentra presente dosis proporcionales de hipocresías... algo es cierto y es que iguales atraen iguales y es mejor calidad que cantidad, poco a poco gente a fin a nuestras ideas y pensamientos van acercandose y forman nuestro grupo de amigos, pero amigos no sólo de palabra.
Me parece curiosa la tendencia de querer salir del medio como respuesta a "n" problema, de mi salida del Ecuador tan sólo aprendí a valorar entre otras cosas de seguro más importantes, el acento, las costumbres, la identidad cultural, los amigos, el poder entrar a una tienda y saber exactamente que pedir y como pedirlo... los ecuatorianos que encuentro se mueren por regresar... en fin simplemente me parece curioso.
Saludos y buen fin de semana.
Es que la hipocresía no corresponde a un territorio geográfico, sino a las personas, donde sea que se encuentren.
Y nadie está exento de ser hipócrita en algún momento.
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No, por favor, no creas. Sí hay gente que no es hipócrita, son reales, pero no los ves porque no quieres. Existen, yo conozco algunos. Y por favor, sal de ahí, porque el entorno es malsano, no importa si son tu familia, tienes derecho al bienestar del espíritu
Mira tu como son las concepciones de la vida.
Yo sigo el ejemplo de mi sobrina de 1 año y 5 meses que hace lo que quiere en frente de quien sea.
Su moral no esta condicionada por la sociedad.
Pero cuando a los casi 20 actuas asi te dicen sobre todo las viejas: ahi va la loca.
Saludos, y como decian en las tarjetas de la escuela primaria: Sigue siendo como eres. Que asi te ves y eres interesante y eso importa mas que cualquier cosa.(Que cursi que me pongo).
Ufff!!! Bravo a todos, me han dado aliento aunque no lo crean. Bueno, y más que de hipocresía (que es una parte de), yo hablaba de la idosincrasia de las dobles intenciones, el doble discurso y el doble ánimo, lo cual sobrepasa a la simple hipocresía. Además de la máscara social, claro está.
Miguel Antonio: Totalmente de acuerdo con lo de cáncer social. Es una lástima. Igualmente gracias por la visita. Saludos.
Byrongio: Creo que la tendencia a salir es muy natural y necesaria luego de pasarse años de años dando vueltas en el mismo lugar. Aire viciado vs. cambiar de aires. Luego, obviamente si la nostalgia llega, se regresará con ganas y se habrá sobrepasado la crisis. Vivir con ganas. De eso se trata, y creo que salir un rato puede ayudar mucho a refrescar el cerebro y los sentidos. Por eso existen las vacaciones.
Y yo me piso... pero a la playa no más... Por ahora...
Mici Mici: Todos hemos sido hipócritas alguna vez, es cierto. Tremenda sinceridad. Pero la diferencia es que unos viven de eso y les es normal, y otros nos incomodamos terriblemente, y nos negamos a aceptarlo como modo de vida.
Mirabella, yo sé que hay gente sincera, y la conozco, por eso creo que mi círculo de amistades no es un círculo, ni siquiera forma una media luna... En fin, salir corriendo como loca y ortigando a todos sería lindo pero no lo sé... Y cuando hablaba de mis hermanos, no hablaba de mi familia. Esos creo que sí son sinceros... creo.
Fernanda: Filosofía del infante, la mejor. Comparto contigo la moción, y que me digan no más "ahí va la loca". Ya me lo han dicho, es más...
Abrazos a todos,
Dal.
Lo sospeche desde un principio¡ tanta cosa para nomás de decirnos que "se pisa a la playa"....
"ahí va la loca" diremos entonces... ;)
Slditos
jajajaja
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