Ídolo

Ídolo
Morrissey

lunes, septiembre 11, 2006

¿De dónde sacaron el cubo rubik de Jorge Ortiz?



Tengo tres historias que contar, las cuales sucedieron el mismo día. Tres historias y una acotación -o será una sugerencia, o quizás una inquietud-. En total cuatro mariposillas que se convierten en polvo al ser aplastadas. Es decir, polillas. Tristes y melancólicas polillas. Porque sepan ustedes que las polillas son lo más triste y melancólico que hay en el mundo de los lepidópteros. Si no me cree, mírelas un día y niéguelo si puede.
Capítulo I: De folclorismos y otros desmanes
El día sábado 9 de septiembre, en momentos en los que me encontraba yo en situación de querer salir a orearme, ocurrióseme revisar los horarios cinematográficos que se ofertaban para ese día. Puesto que ya había decidido de antemano (tenía que ser auto referente alguna vez) ser partícipe de la propuesta aplaudida internacionalmente de Tania Hermida, notable cineasta ecuatoriana, decidime pues ir a ver aquella película recientemente estrenada.
No entraré en detalles engorrosos de cómo es que alcancé llegar a la sala de cine abarrotada de ingenuos y excelentes folkie people. Yo era una más de ellos, sin duda. Al empezar la película, en la primera frase, en la primera imagen, supe que el premio del festival de Montreal era un aplauso al folclor nacional. No se explicaría de otra manera la insistente figuración localista, puesta e impuesta adrede para el público extranjero. Se notó demasiado la impostación, claro, para nosotros los autóctonos porque para el extranjero será una sutileza más de la composición social y neo realista que vivimos los países latinoamericanos. Una corroboración de lo obvio. Gracias Tania, no lo sabíamos.
Pero yendo aún más lejos, lo que molesta no es la insistencia y la caricaturización de los estereotipos -de una manera facilista y superficial- sino la falta de consistencia en la construcción performática, narrativa e incluso de los personajes, los cuales se ven avocados a situaciones gratuitas cuya justificación paisajista no es suficiente. Aparte claro, de toda la parafernalia introductoria que quiere a empellones hacer comprender a los ojos y mentes foráneas lo incomprensible: El país donde todo puede pasar y en donde nada tiene aparente conexión. Esta visión es demasiado dadivosa y condescendiente con el ojo ajeno, es decir, ésta fue una película hecha explícitamente para agradar al crítico de festival europeo (o canadiense) y para entrar en el circuito de distribución internacional. Lo cual de por sí no está mal, no se confundan. Lo malo está en engañar al público local y presentar a la película como un reflejo de lo que somos y no como un producto construido y argumentado en un lenguaje decodificable para el extranjero exotista.
En este punto recuerdo un excelente análisis de la revista El Amante, en donde el crítico hacía una muy acertada analogía entre l'ultimo baccio de Gabrielle Muccino y El hijo de la novia de Juan José Campanella. ¿La supuesta polémica? Ambas películas fueron mal aceptadas por la crítica seria y parte del público dentro de su propio país, pero fuera del mismo fueron aclamadas y hasta ganaron premios. ¿Por qué pasó esto? Fácil, ambas películas no fueron pensadas en el localismo por sí mismo, sino en la explotación folclórica de una estética sociocultural - léase realidad social- por más seudo intimista que la trama haya sido. Yo por mi parte a El hijo de la novia la descubrí de inmediato, era obvia su impostación. Será porque, de alguna manera nuestros referentes de decodificación son más cercanos a Argentina que a Italia, no en vano pertenecemos -con sendas diferencias- al mismo continente. Siguiendo el hilo, a L'ultimo baccio me costó desenmascararla. Me costó una segunda ida al cine, que en realidad no fue mucho. Pero confieso que en primera instancia me sedujo, como a todos los no italianos lo haría fácilmente. La segunda vez que fui, llevé a unos amigos y al darme cuenta de mi error, sufrí durante toda la proyección pensando que al final me caerían a empujones. Sin embargo, ambos espectadores salieron con sonrisa de oreja a oreja y me agradecieron por haberles llevado a ver esa increíble película. Yo me tragué mis post comentarios y les dejé ser felices. Nunca supe si la volvieron a ver y cayeron en mi mismo desencanto primermundista.
El problema de éstas adaptaciones está en que el público autóctono se sentirá extrañamente incómodo, aunque en ocasiones se conectará con esa meta narración y no le quedará más que forzar una identificación con esa realidad impuesta y reconstruida. Entonces reirá acaso a carcajadas y luego se pensará que la película ha sido bien recibida por el público. Mmm, yo no puedo menospreciar al espectador promedio. Se que, aunque sea inconscientemente, lo notarán.
Las dos historias que faltan, quedan pendientes para la próxima entrega, porque ahora tengo que trabajar...

4 comentarios:

Eduardo Varas C dijo...

Dal, esa mirada exótica que provocamos (inevitablemente) es uno de los contenidos intrínsecos de nuestra 'publicidad' mundial. Es algo que no se lo puede negar.

Por eso concuerdo contigo al decir que no está mal eso, y que el asunto pasa por querernos vender aquí una idea de identidad local o de reflejo de esa localidad, cuando no es más que una masificación de esterotipos pensados para un espectador en específico que no es de acá.

Debo decirte que no he visto el filme... lo haré luego y podré comentarte con propiedad...

Pero me parece genial encontrar esta lectura... que ya muchos han tenido. Recuerdo ahora un artículo de Reynaldo Arenas llamado "Subdesarrollo y exotismo" en el que decía con la misma certeza: "Somos criaturas mágicas y primitivas, aunque ya no andamos con el taparrabos, salvo en momentos muy especiales; aún a veces nos sale un hijo con cola de cerdo. Pero somos sobre todo buenos salvajes, sencillos, apasionados, que sólo deseamos cultivar una parcela de tierra, bailar la cumbia o algo por el estilo y dejar que nos adoctrinen convenientemente desde allá… Por el camino del exotismo, que es el que con paternal agradecimiento y comprensión acepta el europeo y el norteamericano, se llega con más facilidad a la fama y muchas veces hasta el (sic) Premio Nobel".

Dalila dijo...

Eduardo,
Excelente cita de Reynaldo Arenas, siempre tan eficaz. Pero ojo, la película de Hermida buscaba todo menos ser exotista y paisajista, pero lastimosamente terminó siéndolo. Siéndolo claro, en términos de una sutileza que me atevería a decir que es únicamente descifrable por el ecuatoriano-ecuatoriano. Esa sutileza por supuesto está escondida en acentos que nos suenan turros, en diálogos inverosímiles e incrédulos y en obviedades culturales literales que no nos causan ninguna admiración. Y sobretodo en lo gratuito de la construcción justificativa de sus personajes, y por supuesto la concatenación de sus respectivas historias, que de historias no tienen nada. Son simples narraciones lineales, como cuando uno repite la trama de una película, telenovela, libro o lo que sea que se puede contar.

Tú sabes bien que el exotismo y lo folclórico puede presentarse como una mera cita, una mera paráfrasis, convirtiéndose así en una especie de visualidad intertextual, pero en este caso, aunque se quizo hacer esto de alguna manera insospechada, no lo logró y cayó en el folclorismo burdo y directo. Dentro de los parámetros ambientales que propone la historia claro. De ahí que me asombró (en realidad no debería asombrarme) que muchos artículos en los diarios creyeran que esta película no era florclorista ni exotista porque no muestra indios pobres bailando sanjuanitos (haciendo un compendio metafórico visual) ¿Sí me entiendes? Ay por favor, qué poca capacidad de autocrítica tenemos los medios masivos, y qué pavor paralizante nos asecha cada vez que tenemos que analizar un producto cultural de consumo masivo. Siempre se termina apologizando todo...

"Qué tan lejos" trata de alejarse precisamente de esa mirada, según leí y escuché a la propia directora,lo que no entiendo es porqué se pensó que alejarse de esa mirada significaría poner historias sin peso y absurdas (ojo que esto tampoco es falencia, si no "strangers than paradise")en boca de personajes sacados del escaso imaginario mestizo blanco, y poner a los metizo-indio o mestizo-negro, como seres aleatorios, casi fantasmagóricos, pertenecientes miméticamente a un entorno paisajista exótico que no se quiere mostrar, por lo tanto estos seres son casi mitos dentro de una realidad urbano-blanqueada que quiere desbordarse y que no lo consigue. Si acaso que por mostrar mestizos blancos como personajes principales y esconder tras pinturas impresionistas a los otros, estamos dejado de ser exotistas. Ay qué ingenuos somos a veces...

Eduardo Varas C dijo...

Por lo que me cuentas, entonces simplemente 'salió el tiro por la culata'... esa mirada exótica es inevitable, sobre todo cuando buscamos contrariarla con conciencia (vuelvo y repito). Y peor si tomamos en cuenta eso del exotismo ecuatoriano-ecuatoriano que termina siendo un "folclorismo burdo y directo"... Ya la veré, insisto, y te haré una mejor lectura...

Y como decía Reynaldo: "Somos criaturas mágicas y primitivas, aunque ya no andamos con el taparrabos..."

Anónimo dijo...

¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿????????
El título de este texto no tiene nada que ver con su contenido
¿¿¿¿¿¿¿¿??????????