Yo a veces escucho lamentos en la noche. No sé si en realidad es alguien que está riendo narcóticamente o está teniendo un orgasmo solitario.
Quisera pensar que ese alguien no llora, aunque sé que es lo más problable. Yo no dejo de pensar que a veces el gozo y el dolor se parecen tanto que no llegamos a distinguirlos. Siempre escuchamos a alguien riendo, soltando lágrimas y pensamos que está llorando. Es más, la tendencia es esa y no a la inversa. Secretamente buscamos ver sufrir a los demás pues la risa nos puede herir más que un llanto. Cuando vemos llorar a alguien no pensamos que llora por nosotros, pero si vemos reir a alguien, pues la posibilidad de que se ría de nosotros nos envenena.
Qué nos molesta más, que lloren por uno o que se burlen de uno.
Hay una risa descarada que desnuda y ultraja. Hay un llanto pedigüeño que busca retumbar y sellar las ventanas. La risa es de espacios amplios en donde el eco tarda segundos en aparecer. El llanto está en un recoveco y jamás consigue réplica. Replican y replican ambos, aúllan buscando una certera estocada. Retuercen sus sílabas, y su fonética se devuelve hacia el anochecer sin mirar qué hubo antes, sin detenerse a recoger las letras derramadas, los sonidos viajantes, el aliento vertido a la atmósfera.
Yo aveces decido si llorar o reir. Me da igual.
3 comentarios:
Ella es tu hermana. Y sí, entiendo la noche es la hora de los lamentos...que tostadera, betty, que tostadera....
Prefiero mil veces la risa al llanto, se trate de mí mismo o de los otros. El llanto, no se, me suena a chantaje; aunque un llanto quedito puede a veces llegar a embellecer un rostro femenino... solo a veces.
Que careta de "pérfida coqueta" tenés en tu foto
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